24 agosto 2009

CARTA A LOS PASTORES DE LA NACIÓN ARGENTINA

Recebemos essa carta e gostaríamos de compartilhar com vocês!
 nuevoencabezado.jpg
Querido/a consiervo/a:

Un grupo de pastores de diferentes ciudades de todo el país, quienes abajo estamos firmando esta carta, fuimos convocados por el Espíritu Santo, por medio de Argentina Oramos por Vos, a reunimos el pasado martes 4 de agosto con el propósito de orar juntos, buscar de Dios, deseosos de recibir su dirección para este momento en nuestra nación.

En Argentina estamos viviendo tiempos difíciles. La declinación del estado espiritual y moral de nuestro país, que se pone en evidencia día tras día. El clima político caracterizado por confrontaciones, enfrentamientos que dividen y debilitan el tejido social. El deterioro en la economía, con sus consecuencias sociales de aumento de la desocupación, la pobreza, la indigencia, la desnutrición. El aumento de la inseguridad y la violencia, con robos, secuestros y muertes que siembran día tras día temor, angustia y dolor en la población. El deterioro de la familia, la pérdida del valor de la vida, el creciente consumo de droga y alcohol, la multiplicación de la inmoralidad a través de los medios de comunicación, la desesperanza y el desánimo generalizados, son algunos de los signos distintivos de este tiempo.

La situación se ha ido agravando. A modo de las plagas de Egipto, en los últimos meses llamativamente una tras otra, hemos sufrido: la crisis del campo, la inseguridad creciente, la recesión, el humo, la sequía, el dengue, la gripe A. La respuesta del Faraón en aquel tiempo fue endurecer más el corazón. En otro contexto histórico y varios siglos después el profeta Joel llamaba a Israel a una asamblea solemne de arrepentimiento y santificación. Ellos también habían vivido una sucesión de juicios de Dios, que se manifestaron también como plagas recurrentes: oruga, saltón, revoltón, langosta, sequía, hambre, violencia.

Como el profeta Joel, entendimos que nosotros también, los líderes espirituales de la Iglesia de Jesucristo en Argentina, estamos siendo llamados por Dios a buscar su rostro y encontrar respuestas para este momento de la nación. Creemos que ese llamado de Dios tiene diversas expresiones, que deseamos compartir con todos los pastores del país.

Un llamado al arrepentimiento

Lo primero que Dios nos ha mostrado es que algunos de los males centrales de la Argentina están también en su Iglesia. Y si su juicio empieza por su casa, también el arrepentimiento debe comenzar por sus hijos. Hemos entendido que el individualismo tan característico del argentino, que provoca enfrentamientos, injusticias, divisiones, también está enquistado en la Iglesia, y en nosotros, el liderazgo de la misma. Y Dios nos impulsó a reconocer estos pecados y arrepentirnos. Pero especialmente nos hizo comprender que el verdadero arrepentimiento no termina en el pedido de perdón, sino que debe expresarse en cambios. Que somos nosotros, los pastores, los primeros que debemos deponer nuestros individualismos, nuestras divisiones, abandonar todo tipo de contienda y hacer realidad el mandato bíblico de estimar al otro como superior a uno mismo. Y deseamos compartirte este mismo llamado al arrepentimiento que produzca cambios en tu vida, en tu relación con tus consiervos, haciendo evidente en tu ciudad que la Iglesia de Jesucristo es una comunidad diferente y una verdadera alternativa para la transformación de la realidad.

Un llamado a la unidad práctica

Como expresión de este auténtico arrepentimiento, Dios nos está emplazando a manifestar de manera visible y permanente la unidad de su Iglesia en cada ciudad. Sentimos que el Señor nos está convocando a misionar en unidad, de manera tal que el Reino de Dios y sus valores se manifiesten transformando visiblemente la realidad. Y a hacerlo no con mentalidad de eventos, sino como un proceso persistente y continuo. Por eso, queremos compartir este llamado contigo, para que te integres con los otros pastores de tu ciudad, y trabajen en un plan de misión en unidad que cambie la vida de las personas y la situación de la ciudad.

Un llamado a despertarnos del sueño

Dios ha determinado que su Iglesia sea cabeza de la realidad. Sin embargo, debemos reconocer que no estamos ejerciendo esa posición de autoridad, y que por el contrario hay una suerte de resignación y apatía que nos impide reaccionar.

Y sentimos que Dios nos ordena renunciar a esa resignación, abandonar la actitud de espectadores de la decadencia generalizada y recuperar ese rol de gobierno espiritual. Echar fuera de nosotros el letargo, predicar el evangelio en todo tiempo, volviendo a ocupar los espacios que hemos dejado vacíos y despertarnos a un compromiso activo con la transformación integral de la realidad. Esa autoridad espiritual, Dios no se la ha dado a un pastor, ni a una congregación, sino a su Iglesia en la ciudad. En este sentido, querido/a consiervo/a, queremos animarte a que junto a los otros pastores de tu ciudad, levanten una voz profética en unidad que hagan retroceder las tinieblas y establezcan los principios del Reino de Dios. Y que esa voz profética se convierta en acción profética que produzca cambios concretos en la realidad. Frente a la pobreza creciente y la exclusión social, no podemos pasar por alto la exhortación de los apóstoles a Pablo: Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer. En Dios y en su pueblo unido están los recursos humanos, físicos y económicos para la transformación. Somos llamados a mirar más allá de nuestras congregaciones y ser la levadura que leuda toda la masa.

Un llamado a la restauración del altar

Argentina Oramos por Vos nació en el comienzo de la crisis de diciembre del 2001, como un llamado de Dios a los pastores a restaurar el altar de oración. En aquel entonces, pudimos experimentar de qué manera a Dios le agradó esto, y cómo en su infinita misericordia respondió a nuestro clamor, restaurando una nación a la que todos daban por devastada. Hoy mirando hacia atrás somos todavía más conscientes, que aquella restauración fue un verdadero milagro fruto de la oración y no meramente el resultado de un buen gobierno. Por eso, queremos animar a todos nuestros consiervos en todo el país, a restaurar el altar de oración. Especialmente llamamos a los Consejos Pastorales a instrumentar en cada ciudad la manera más práctica y adecuada de mantener el altar encendido. Estamos convencidos que todo lo que podamos hacer será útil, únicamente si primeramente afectamos el corazón de Dios, y recibimos de él la dirección para la misión.

Un llamado a Asambleas de Arrepentimiento y Santificación

La Iglesia es luz del mundo. Cuando la luz resplandece las tinieblas se disipan. El deterioro moral de la sociedad argentina nos llama la atención sobre la necesidad de una iglesia que viva realmente en santidad para que su luz entonces alumbre y las tinieblas retrocedan. Por eso, animamos a que en cada congregación se vuelva a enfatizar la importancia de la santidad, y se convoquen localmente o a nivel de la ciudad, a Asambleas de Arrepentimiento y Santificación, como lo hizo el profeta Joel. El resultado será que Dios perdonará y sanará la tierra, levantando una Iglesia sin manchas y sin arrugas.

Un llamado a un pastoreo más cercano de la gente

En tiempos de crisis como los que vivimos, se requiere un pastoreo más cercano de la gente, que fortalezca a los más débiles, que levante al caído y que sostenga a los que están más firmes. En este sentido, entendemos que resulta esencial fortalecer la enseñanza de la Palabra de Dios, proveyendo a la gente de herramientas prácticas para la vida diaria. Enseñar cómo ser buenos esposos, padres, hijos, trabajadores, administradores, estudiantes. A los jóvenes a convertirse en líderes para la ciudad y agentes de la transformación. Animamos a todos los pastores a convertirnos en maestros de vida para la gente, discipulando a las personas para que sepan cómo vivir, utilizando el instrumento principal que tenemos para influenciar vidas y discipularlas, que es nuestro ejemplos de vida a seguir. Este tiempo de que como el apóstol Pablo podamos decir a nuestra gente: Sed imitadores de mí como yo de Cristo.

Un llamado a la esperanza

En tiempos como los nuestros, en los cuales se han derrumbado todas las bases sobre las que la sociedad se afirmaba, y los ideales en los que tenía puestas sus expectativas, más que nunca afirmamos que la Iglesia de Jesucristo es la esperanza del mundo, no por nosotros, sino por Cristo en nosotros la esperanza de gloria. La promesa de la Palabra de Dios es que antes del regreso triunfal de Cristo, su Iglesia será protagonista del último gran avivamiento de la historia que hará que toda la tierra sea llena del conocimiento de su gloria. Así como la venida del Señor es en breve, de la misma manera se acerca ese último gran avivamiento y esa Iglesia victoriosa. Por eso, creemos que nosotros somos esa iglesia protagonista del triunfo final. Dios está levantando un ejército para permear y transformar la sociedad en sus diferentes áreas y estamentos. Y esto llena nuestro corazón de entusiasmo y esperanza. Somos la luz del mundo y la sal de la tierra. La luz no puede dejar de alumbrar, ni la sal dejar de salar. Somos la Iglesia del Señor y no podemos renunciar a nuestro maravilloso y victorioso llamado. Leer la Palabra y saber que esto será así, renueva nuestras fuerzas. Por eso querido/a consiervo/a queremos decirte que de verdad creemos que viene el mejor tiempo para tu vida y ministerio. No te desanimes por lo que tal vez te ha tocado vivir. Tampoco por las tinieblas que nos rodean. Esa oscuridad es la que le da sentido a nuestra misión. Pronto las tinieblas empezarán a retroceder. Estás en la nómina de Dios de los que Él quiere usar en este tiempo en nuestra nación. Renueva tu compromiso con Dios, tu llamado, tu ministerio, la fuerza de la misión. Activa tus dones. Tanto el Señor como el resto de su Iglesia te necesitamos. Tu ministerio resulta esencial en este tiempo. No estás solo/a. Sostengámonos unos a otros en oración. Nosotros oramos por vos y te bendecimos.

Una invitación final

Hoy hemos sentido que así como nosotros fuimos bendecidos por este día de encuentro, oración y comunión, sería formidable poder reunirnos los pastores de todo el país en un Retiro Nacional de Pastores. Y como la realidad argentina nos urge, hemos pensado que dicho retiro tiene que ser antes de fin de año. La fecha que establecimos es de la del 16 al 19 de noviembre. Queremos que puedas separar esos días. Más adelante, cuando hayamos avanzado en las cuestiones prácticas, te avisaremos sobre el lugar y demás detalles. Pero sí deseamos que ya puedas estar orando, y destinando esos días para orar juntos, buscar de Dios, y recibir su guía para lo que viene.

Nos sentimos honrados de servir a un Dios tan maravilloso como el nuestro. Y nos sentimos felices de hacerlo en esta tierra hermosa, como es nuestra nación. Y nos sentimos privilegiados de liderar junto a hombres y mujeres como vos. Por favor, recibí esta carta como una palabra de exhortación y de ánimo, y también nuestro abrazo fraterno y nuestro compromiso de oración por tu vida, familia y ministerio.

Con amor en Cristo.

Dios te bendiga.

Víctor Addoloratto - Bernardo Afranchino - Carlos Annacondia - Hugo Baravalle

Adolfo Barboza - Adolfo Barboza - Olinto Barboza - Francisco Bazán - Silvia Beretta

Roberto Beretta - Juan Pablo Bongarra - Omar Cabrera - Osvaldo Carnival - Arnaldo Chazarreta

Juan José Churruarin - Ciro Crimi - Omar Daldi - Carlos Díaz - Juan Fariña - Samuel Fernández

Juan Fernández - Miguel Font - Néstor Golluscio - Humberto Golluscio - Jorge Gómez

Jorge Himitian - Christian Hoff - Pedro Ibarra - Adrian Junior - Luis Kolhn - Mirta Kolhn

Jorge Ledesma - Eduardo Lorenzo - Hugo Márquez - Carlos Mraida - Misael Nieto

Roberto Padilla - José Penizotto Eduardo Pierini - Rubén Proietti

Alejandro Rodriguez - Norberto Saracco - Jorge Sennewald - Pablo Silvestri

José María Silvestri - José Valoy - Hugo Weiss - Antonio Zaiek - Juan Zucarelli

Um comentário:

  1. IXI... MEU ESPANHOL!!! KKKKKKKKKKKK...
    MAS DEU PRA ENTENDER QUE O POVO DE DEUS APRENDEU QUE A UNIDADE OS FAZ UM EM CRISTO E QUE OS PROPÓSITOS DE ORAÇÃO JUNTOS ROMPEM AS BARREIRAS!

    ResponderExcluir